viernes, 25 de marzo de 2016

En un lugar de La Mancha, día 1

24/III/2016

¡Que sueño!
Son las 7:07 de la mañana, apenas he conseguido dormir y practicamente no he descansado nada.

Entre las risas de siempre y el ponernos un poco al día; ya que no nos vemos desde la vuelta del viaje por el oeste de Estados Unidos; se nos han hecho casi las doce de la noche y queremos estar rodando a las 8:00. La respiración profunda de Jose indica que ya no hay que le despierte hasta el día siguiente. Han pasado treinta minutos y aún sigo con los ojos como platos.

El dueño del hostal me ha dicho que podía dejar las bicicletas en el hueco de la escalera que hay en la entrada y ahí están. Está claro que es eso lo que no me deja dormir. Tengo miedo que los amigos de lo ajeno vuelvan a robarme mi bici. ¡Hijos de la grandísima puta! Yo nunca lo haría.
Me pongo la radio para escuchar lo que se cuentan los tertulianos de "El partido de las 12" y al ponerse a hablar del juego aburrido del Real Madrid consigo mi objetivo.

¿Qué? ¿Ese ruido qué ha sido?

Son las 3:00 y alguien ha llegado puntual a casa dando un buen portazo. Espero que no se le ocurra acercarse a las bicis. Ahora cualquier ruido me parece sospechoso y no puedo dormirme.

Son las 4:00 y no dejo de escuchar ruidos sospechosos de que alguien pueda estar moviendo las bicis. No me duermo,

Ah, pues sí, lo he conseguido; a pesar del frío que hace en la habitación lo he conseguido, ¡Estoy durmiendo! Y además estoy soñando, me gusta mucho el sueño,

¿Ya?

Las 7:00 y suena el despertador de Jose. Se incorpora y se mete a la ducha. Yo simplemente espero a las 7:07 a ver si en esos siete minutos descanso lo que no he conseguido descansar en toda la noche.


Ya estamos en la calle, nos hacemos la foto de rigor en la puerta del hostal y ponemos rumbo a Campo de Criptana donde encontraremos la típica postal de los molinos. De camino nos encontramos con una loma donde hay cuatro de ellos. Parece que el paisaje promete.



Hemos completado los primeros 16 kilómetros a un buen ritmo, tranquilitos pero dentro del promedio que nos permita llegar sobre las 18:00 a Tomelloso 85 kilómetros después.

Diecisiete kilómetros más tarde llegamos a El Toboso, donde hay un museo cervantino con ejemplares de El Quijote firmados por Hitler o Nelson Mandela, entre otros. Sí algo raro. También se encuentra la casa museo que ambienta una vivienda de la época de la amada de Alonso Quijano. El trayecto hasta el Toboso nos gustó menos.

Despues llegó Pedro Muñoz y ya estábamos hasta las narices de ciclar entre viñedos; pero a la entrada del pueblo teníamos una laguna que nos llamaba la atención. Primer sin sabor de la mañana. Es un parque natural, pero está medio seco, con cuatro aves mal contadas y rodeado de escombros. Además de que la Junta de Castila La Mancha no lo cuida demasiado vemos una vez más que los propios vecinos son los más guarros del lugar.

Los últimos 30 km hasta el final de la etapa se hacen muy aburridos; siempre el mismo paisaje bajo un sol de justicia. Los viñedos y casetas de pozos, la gran mayoría clandestinos, hacen que este tramo sea el más aburrido con diferencia. Igual no sólo la falta de lluvias es el pricipal motivo por el que los humedales de la zona están secos.

En las proximidades de Tomelloso hay varias construcciones que nos recuerdan a las Chozas de la sierra de Crevillente pero estas son más grandes y hay muchas más. Los bombos de Tomelloso.

¡Madre mía que tarde! Son las 0:00; a dormir.

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