sábado, 26 de marzo de 2016

En un lugar de La Mancha, día 2

25/III/2016

7:00 se escucha el despertador de Jose. No se levanta.

7:07, se escucha mi despertador. Joder que horas de despertarse. Abro los ojos y reacciono, son las 8:30 de la mañana. ¡Hace 30 minutos que deberíamos haber iniciado la ruta y aún estamos en la cama!. Al menos yo no estaba excesivamente cansado después de realizar el recorrido del día anterior pero se estaba tan a gustito tapado con 2 mantas que cualquiera se levanta de la cama a las siete de la mañana.

Comenzamos el día con un traspiés que nos hará replantearnos la organización de lo que queda de viaje.

Comemos unas cuantas galletas de chocolate, bebemos unos zumos, ordenamos las alforjas y salimos a por la etapa de hoy. Ya sabemos que con este horario de salida, casi las 10 de la mañana, va a ser complicado conseguir nuestro propósito de llegar a La Solana después de 84 kilómetros as'i que comenzamos a pensar en alternativas y en como solventar las consecuencias que provoque el cambio de planes.

El primer paso, asumir que no podemos llegar a La Solana. Hecho.
Segundo paso, saber que nos tenemos que quedar en Ruidera, a 41 km de la salida (aunque finalmente hemos recorrido 47 kilómetros) y sobre todo que dejamos de recorrer 43 km que va a ser complicado recuperar.

¿Tan complicado es recuperar ese tiempo perdido esta mañana?, sí. Aunque no es una etapa de montaña, ni mucho menos, el recorrido es algo más complicado que el día anterior y se complica algo más en la parte final. Así que no podemos arriesgarnos a no disfrutar del la ruta por conseguir realizar los kilómetros que tenemos marcados en papel.

Mientras recorremos las calles de Tomelloso nos llama la atención que lo que vimos ayer se vuelve a repetir. Toda la zona que está a la espalda del campo de fútbol del Atlético Tomelloso está repleta de los restos de botellones de la noche de ayer. Sin duda lo que predomina aquí es la litrona.

El camino a Argamasilla es corto, solamente 7 kilómetros pero este tramo ha sido el peor de lo que llevamos de viaje. Un viento de costado/frontal que nos dificulta mucho el avanzar por un vertedero en mayúsculas. Sin palabras, unos cerdos y las autoridades unos mierdas por consentirlo. Demasiado esfuerzo para nula recompensa. El día punta regular por lo que estamos viendo en las primeras horas.

Llegamos a Argamasilla de Alba; es viernes Santo y no hay mucho movimiento en las calles y son cerca de las once de la mañana.


Damos un paseo por las calles del pueblo, vemos sus monumentos y entramos a un bar. Ya tenemos asumido que va a ser un día de pocos kilómetros así' que ¿dónde podemos estar mejor que en un bar?

Mientras hacemos uso de una tentadora oferta de desayuno (tubo de cerveza, montado, café y chupito) escuchamos fragmentos de la conversación que mantienen cuatro viejos (igual no es esa la mejor palabra que los describe; son gente que seguramente no vuelva a cumplir los sesenta años pero que se le ve cascada después de una vida trabajando en la tierra. Me recuerda a gente de mi familia, s'e lo que hablo)

Fue llegar la democracia esa y cambiar la hora. ¿Para qué cojones se cambia? Igual se ahorra y tal, no te digo que no. Pero cuando la cambiaron las primeras veces llegaba tarde al arenal.

¿Cuando empezó el mundo a hablar?

¿Me tengo que creer que porque un hombre de setenta años diga que un animal existió hace 1.500 millones de años eso es así? Pues no. No me lo creo. No me da la gana (puñetazo en la barra).

Un sin parar. Nadie contestaba a las preguntas del otro. Cada uno la decía más gorda.

Después del buen rato, nos montamos en nuestros caballos de metal y salimos rodando hacia Ruidera.

Sin duda, el trayecto es mucho más bonito y entretenido, vamos por la vereda del río  Guadiana que nos llevará hasta el pantano de Peñarroya, custodiado por un hermoso castillo de época medieval que ahora tiene una ermita.





Algunos amigos aprovechan este entorno y se montan un campo de batallas de paintball.


¡Vaya recuerdos de la despedida de Pablo!

Después de pasar un buen rato en el castillo (repleto de turistas) continuamos la ruta donde nos encontramos las primeras cuestas del día. La recompensa merece mucho la pena.




Por fin nos cruzamos a gente en ruta. ¡Dos chicas!

Después viene el descenso y llegamos a las primeras lagunas. Donde nos detenemos un buen rato para hacer fotos. También aprovechamos parra llamar al hostal donde pasaremos la noche.


Mientras estamos parados en la zona nos pasan las chicas que nos habíamos cruzado, van de vuelta a Ruidera. Sin duda, hemos ligado.

Llegamos a Ruidera, disfrutando mucho del paisaje que nos ofrece la zona. Paramos a comer, son pasadas las 16:00. Una hora más tarde ya hemos terminado. Damos un corto paseo por las Lagunas de Ruidera y vamos al hotel.

Ducha, descanso, cervezas y de vuelta al hotel.

El día ha terminado arreglándose. Hoy se me ha hecho más tarde que ayer para terminar estas letras (0:20); espero que esta vez hagamos caso al despertador (despertadores).

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